14.3.16

De fuera vendrán y terribles tipografías verán.

Hace décadas que ciertas zonas de España son un embarcadero de turistas que vienen a por el clima plácido en invierno, y en verano. Yo me atrevería a decir que desde el tiempo de los godos y los vikingos... El turismo ha sido siempre (y será) el motor de la economía del país, primero porque una vez construidos aparta-hoteles, residencias, urbanizaciones y apartamentos de playa, ya has aceptado arrasar con parajes naturales para albergar a clientes pálidos y eso ya no va a cambiar, y después por la incapacidad de crear una industria que no signifique llenar de dinero los bolsillos de los altos cargos, que no se me entienda mal, el turismo esta bien, controlado y todo eso, siempre hay turismo temático de temporada que tiene sus aglomeraciones, pero han habido desbordes en lugares que rayan el absurdo, dejando de ser turístico porque los mismos visitantes querían evitar a sus paisanos más gañanes en zonas vacacionales... todos tenemos los nombres en la cabeza de los sitios con más desfase, balconing, peleas, etc... no sabría decir que desarrollo van a tener esos lugares en unos años, pero hay que indicar que ya estarán estigmatizados para siempre.

El caso es que existe una relación entre los sitios más pasado de rosca y masificados, con la cutrez del aspecto de los mismos. Sea por el pacto tácito de que a un público menos exigente le da igual la decoración y lo único que quiere son recuerdos de fallera y toros y ponerse de cervezas desde las 8:30, sea por la pre-fabricación de los establecimientos, se detecta enseguida que allá donde hay más turistas déspotas y cerriles; los carteles y los rótulos son un horrible muestrario de errores de diseño, de estética y de buen gusto. Y no os lo dice un purista (que a veces con que una franquicia adapte un poco su logotipo al entorno para mi es suficiente), pero la terrible variedad de solecitos, de gambas en tumbonas, impresiones descoloridas por el sol, imitaciones de pubs de grandes ciudades absurdas, rótulos con juegos de palabras en inglés y castellano, y de letras en carteles en horribles tipografías y colores, todo un "cómo no hay que maquetar" de verdad: es que están todas las más feas y trilladas, bien porque tienen mucho tiempo los carteles o bien porque la falta de criterio resultaba más económica. Verlo para creerlo. Ójala llegue el día en el que se alcance un equilibrio entre el turismo más moderado y zonas de veraneo con gusto.