1.3.16

¡Dámelo ahora, lo quiero ya!

Unos cuantos guionistas y humoristas, llevan ya un tiempo reflexionando de forma divertida sobre un concepto que quizá defina la época en la que vivimos, así que planteo una idea que no es propia, pero que cuando la andaban explicando me pareció de lo más acertada. La sociedad del "lo quiero ya".

La década de la inmediatez. La sociedad de consumo se ha derivado a la saciedad de consumo, muchas de las cosas que hacemos hoy en día han mejorado en rapidez con respecto al pasado y eso es una maravilla. El correo, los envíos urgentes, la consulta de información, la compra de entradas, la eliminación de muchos tipos de colas (yeeh, gorrinos...), las comunicaciones, el consumo de audiovisuales, la descarga de datos, el autoservicio, la venta online, las compras de última hora...

No estoy haciendo una oda a esas épocas en donde mandabas un correo postal preguntando a un amigo como le iba la vida y tardaba una semana en llegar y otra en que te respondiera y todo eran elucubraciones sobre la espera y la demora y todo eso, no es eso, que os veo venir y no añoro los tiempos del coche correo (que por cierto aún funciona y muy bien) y los mensajeros sobornados con una botella de alcohol. Estoy reparando en que se ha sobrevalorado esa idea de que "el tiempo es dinero" para motivar la productividad y se ha pasado a la insensatez del "lo quiero ya" siendo mejor visto que se haga cinco veces algo mal que una vez bien en el mismo tiempo por el "feedback". Y la tecnología avanza tanto que los que tenemos que ajustar somos nosotros con, por ejemplo, el uso de datos.

Me explico. Tu tenías un diskette con casi un mega de espacio y al principio bien pero de pronto necesitábamos o tres para instalar un programa, luego teníamos un Cd y al principio bien, pero al poco usábamos tres o cuatro para instalar el programa, luego el DVD, luego el disco duro externo y ahora con el Wifi tenemos una velocidad de vértigo pero continuamente se instalan actualizaciones para que nos quedemos sin memoria, lo cual, significaba siempre que, aun estando a la última, va a haber un condicionante para que te tengas que esperar, y en la práctica, desde luego se ha avanzado una barbaridad en 10 años, pero la obsesión de la inmediatez ha generado un desasosiego existencial absurdo tal que no sabemos que hacer cuando estamos esperando.

En la cola del supermercado, esperando el autobús, cuando te corrigen un examen (bueno, ahí, la verdad es mejor si la corrección es rápida, porque a mi se me olvidaba lo aprendido en seguida y cuando veía los fallos ni me acordaba de lo que había escrito), cuando te tiene que llegar un "mail" importante, cuando se cuelga el twitter... ejem. En fin, que propongo una visualización del futuro en el que veremos esta época de "stress" como algo absurdo, "no se podían aburrir" dirían, mientras ven como todo tipo de robots trabajan por nosotros, mientras se ponen las gafas virtuales feas esas en una reunión de amigos que desde casa comparten vídeos unos a otros... Ugh! ¡Qué futuro más triste...! Voy a pensar en otro mañana mientras se reinicia el módem, que tarda tres minutazos en reconocer la ID del ordenador, que lento, ¡LO QUIERO YA!