1.3.13

El frio anticipo de la fiesta.

El frio anticipo de la fiesta
Muchas veces  el clima sirve de tertulia banal ante las conversaciones que se nos cruzan durante el día, nos viene bien hablar de cosas comunes que nos afectan a todos sin discutir, aunque quien es un profesional de la discusión encontrará la manera aunque sea del tiempo:
-Vaya viento se ha levantado hoy, que frio!
+Sí, pero si fuera del norte nos helaríamos de verdad.
-Pero si este viento viene de Zaragoza, han dicho que es del Moncayo, lo que viene llamándose  “Cierzo”.
+No, no. Este viene del oeste que lo sé yo, ¡Tú no tienes ni idea de por donde sopla el aire!
-Vaaale…
Pero en este caso me vale como referencia metafórica (ya sabéis, meta: más allá, fórica: de lo que esta fuera). Por estas fechas en Valencia capital, ya comienza a preparar los cortes de calles, los desvíos de los autobuses repletos de gentes, los cambios de horario, los extras en los bares, los servicios de limpieza privados, los hoteles repletos, el olor a buñuelos de calabaza… el caos, las fallas. Afectan a todo el mundo como el clima, y cada vez se disocia más los que las celebran con los que las detestan, y más estos tiempos donde se recorta todo menos las inversiones en una de las fiestas que más gente de fuera trae y donde más se gasta. Turismo, fotos, chinos, aglomeraciones, “servesa fría, servesa quieré?”, borrachos, petardos, ofrendas y músicos, verbenas y robo de carteras.

El que viene lo goza dos, tres días y se va con bellos recuerdos de la venida de la primavera, la ofrenda y el ruido; el que vive aquí si no es fallero y vive en el casal, está preparado para la guerra (bueno y el que es fallero también) del Vietnam: Por la mañana “despertá” o como sortear pequeñas granadas de mano que aquí se llaman “masclets”, al mediodía prueba de resistencia física a contra corriente para llegar a la “mascletá” que es como un bombardeo en toda regla, estrategia militar para aparcar tu coche en el mismo barrio donde vives, técnicas de espionaje y orientación para saber en qué calles han plantado una falla, pruebas de reflejos para esquivar niñatos con la moto, resistencia emocional para olvidar lo bonito que es el silencio y la calma en el imperio del estruendo y las alarmas de los coches, atención médica urgente por petardos traidores, por la noche, simulacro de lanzamiento de bengalas para posicionamiento estratégico (conversación telefónica: ¡Estamos a la derecha de la palmera azul; mira, gusanitos!), dispersión dinámica ante caída de carcasas y ataque de petardos borrachos en calles angostas y para terminar después de la “nit del foc” guerra química cubriendo el cielo de tóxicas nubes que desembocan sí o sí, en una lluvia ácida que deshace los paraguas. Y los de la limpieza que son los que hacen desaparecer los residuos de una sociedad guarra y despreocupada que da vergüenza verlo.
Durante esta semana, y cuando todavía quedan 10, 12 días para que comiencen los actos y planten la fallas, todo el mundo las tiene en mente, ya bien sea porque tienen planes, porque les incomodan para ir a trabajar, porque se van, porque no pueden dormir o porque saben que una gran parte de la fiesta es la causa del voto popular en la ciudad y la conservación de sus barbaridades, o porque han perdido la esencia hace tiempo ya, (hace ya tiempo que hacer un ninot de Rita no es criticar a Rita sino hacerle un retrato) el caso es que están en boca de todos y por mucho que Amstel diga que molan, no. No molan, ni el Valencia Street Circuit, ni el Master 100 de Tenis… Pero en nuestra genética está la fiesta, y al final, si te quedas, sales…   

Y como siempre, aunque tarde pero llega, el audio de la semana. Españistan Experience...