3.6.13

En brazos de la épica.

A veces en vida, las sustancias químicas de las que nos componemos, generadas por nuestras emociones nos otorgan momentos de euforia. Cada cual que eliga sus momentos, los hay muy variados, yo por ejemplo, me vengo arriba cuando llego al andén del metro y justo viene el mio. O cuando voy a un sitio en coche y lo encuentras a la primera y con aparcamiento justo al lado, o cuando te pagan un trabajo y vas como un bobo al bar a celebrarlo, o cuando miras en las listas de un exámen encuentras tu nombre y estas suspenso, vuelves a pasar con el dedo la linea y resulta que de los mismos nervios habias confundido la vista y en realidad estas aprobado, o cuando llega el frio otra vez y te pones una chaqueta del fondo del armario y en un bolsillo te encuentras con 5 euros, o cuando vas a un concierto y tocan un temazo que no sabias que era de ellos o cuando te reconocen por tu obra y tu no lo conoces, o cuando ves una buena pelicula de acción con amigos y sales del cine como Bruce Lee, o como cuando ves que una chica te esta mirando y despues de cerciorarte mirando a los lados que es a ti de verdad (recalco, importante mirar a los lados).

Vaya, tengo la impresión de que me emociono fácilmente o de que tengo muy baja la autoestima, bueno eso es otra historia. Una vez escuché que las dos cosas que hacian de un filósofo lo que es, son la capacidad de reflexión y la hablidad para poder sorprenderse de las cosas, vitality, supongo, el caso es que a mi me va bien a veces, y la épica te encuentra caminando por la calle viendo algo especial que nadie alrededor tuyo ha visto, o en la ducha, un dia de esos en que necesitas aclarado, cepillado y pulido, o después de un buen corte de pelo (bueno de eso hace tiempo ya que...snif) Los hay alérgicos a la épica, su cabeza racional encuentra siempre una explicación a todo y guardan en un cofre sus emociones y pasiones como en una partida de poker. Resulta lógico entender como nos seduce la tensión de la no respuesta, para que el espectador deduzca su propia idea de lo que le pasa, es más divertido adivinarlo que decir, ah, se ha emocionado, pero nos hemos puesto una mascara nosotros también y jugamos a hacernos los duros. Pero, amigos, todos mordemos la almohada en la cama.

Es en el fondo una pelea entre la emoción básica de la expresión contra el juego de la contención. A Risto Mejide le funciona. Al Loco de la Colina también. Y a Clint Eastwood.
Quizá este mezclando épica, euforia, alegría y otras cosas. Bueno, es que al final me he emocionado.

PD: La viñeta de esta semana es fruto de la necesidad de gritarle a la gente que nos estan quitando nuestros derechos, nuestra vida, nuestra justicia y nuestra verdad, al haberse sustituido el gobierno por el mercado, porque aunque no haya billetes con titulaciones, parece que tampoco hay hombres con corazón, y amasan poco a poco un odio, que puede convertirse en euforia. En épica euforia.