6.10.13

A dedo, de rodillas, con enchufe...

A dedo, de rodillas, con enchufe...

Hola de nuevo, esta semana me ha costado mucho escribir. Hay semanas en las que las palabras salen de mi cabeza con fluidez como un manantial, y otras en las que callar y observar es lo más saludable que se puede hacer.
Vuelvo con un audio, que hacia un tiempo que no editaba. El subidón que me crea es inversamente proporcional a la falta de orejas que nos rodea. Pero bueno, siempre esta bien descubrir quien escucha y quien no. Escuchar requiere algo más que oir, como observar es algo más que mirar. Y todo lo que nos envuelve en esa pátina de titulares, enlaces, y redes sociales, multiplica la información (desinformación) pero reduce la capacidad de análisis...
Mundo automático, si no consigues trabajo, te colocan, si no consigues alegría, te colocas, si no estas de acuerdo, te cabreas, si no opinas, te censuran. Como dijo Juan Carlos Ortega una vez: Me da miedo un mundo donde todo es tan categórico, en las preguntas esta la verdadera reflexión, el sentido crítico. Este tipo es bueno. buscarlo, no os voy a poner un enlace ni nada, si os interesa tendréis que buscar...
Llevo una pequeña lista de dibujos de agenda sobre el simbolismo y los significados de los trabajos, carta de recomendación, curriculum, oposiciones... y las que me quedan. Es un juego visual sencillo, pero encubre una triste realidad, que se aprende con la experiencia, que es eso que se obtiene con la edad y que quita otras cosas de la juventud. Es como si las neuronas de mi cerebro se hubiesen pasado al lado adulto tras una valla y se dedicaran a mirar gruñendo a todo, en vez de ayudarme a expresarme en término cómicos.
Lo cierto que es que señores como Ramón Gómez de la Serna que navegaban por la definición absurda de las cosas, nos hacían replantearnos nuestra categórica manera de hablar, y nos hacían más reflexivos sin quererlo, como Les Luthiers, grandes donde los haya, o cuando Gomaespuma jugaba con una inocente broma sobre un tema y descubres una crítica mordaz de fondo.
Al final, cuando escribo cosas como esta, alimento mi ego, me convierto en chamán y le pido al dios de la alegría que no se me olvide nunca ese "algo" que me guía para seguir viendo la vida de otra manera, alegre, positivo y diferente. Porque el día que se me escape esto, ay! habré sucumbido al monstruo del letargo embrutecido de la masa, y me aburriré a mi mismo, y eso es un rollo, porque no hay manera de llevarse bien con nadie sino se lleva bien con uno y cuando te quedas solo, encima no te aguantas... En fin que ni el dinero te alegrará el rato.
Ahora estoy empezando un nuevo proyecto y tengo miedo, sino fuera así no lo estaría haciendo bien. Me esta costando pero confío, como confió en meter la canasta y a veces entra pero otras no. Lo cierto es que si no tiro, no se si voy a encestar.
Cuando miro a mi alrededor, al salir de casa, mi sentido crítico me dice como si fuera un señor bajito con las patas colgando sentado en mi hombro, en que se equivocan los hombres, de que pecan, el porque de su comportamiento. Cuando lo he escuchado un rato, mi parte más noble, un caballero con armadura a lomos de su caballo azul turquesa, al otro hombro me insta a hacerme ver lo innecesario de la amargura y el odio, y me da fuerzas para mi singladura sobre los mares de la risa, y al final echo un trago.
Y es que amigos, cuando se esta tan estropeado como yo, que encima creo que escribo bien, no es fácil darle de comer a las entrañas del humor con la que esta cayendo. Pero para eso somos humanos ¿no? Sobrevivir y gozar.