19.10.13

Musica en la calle, en tu casa y en la cabeza.


Otra semana más haciendo cosas, mas menos que más (o eso me parece a mí), pensando sobre qué escribir y de pronto, el oráculo de la red me electrifica los sentidos y me empuja a descargar pulsiones digitales sobre el teclado para compartir con quien quiera, leer un poco a este loco sobre las cosas que emulsionan en la mía cabeza. Bene.

Mientras me hurgo la nariz recién levantado escoltado por mi café con agua y leche, leo varias noticias relacionadas con la música callejera.
En verano ya escupió el NODO de radio televisión española que en Madrid iban a regular a los músicos callejeros con un casting compuesto por funcionarios culturales, y las bonanzas que esto iba a tener, y hoy he leído un artículo de un violinista de la calle, al que le han requisado 16 violines por contaminación acústica, tras la denuncia de los vecinos...
En fín, que puedo decir, esta prohibido tocar en la calle, aunque seas bueno, aunque sea hermoso, aunque las mismas leyes que aplican multas de 100 euros (para recuperar el instrumento) a un pobre talentoso, permiten permisos a verbenas y conciertos en Fallas, aunque los decibelios del Mestalla superen las de un avión cuando despega, aunque seamos uno de los países europeos donde el ruido forma parte de nuestra cultura, aunque motos, coches y camiones retumben en las grandes avenidas, aunque en bautizos y bodas se tire una traca que haga que te sientas en Sarajevo por momentos, aunque móviles revienten de ruido un vagón de metro, aunque pafetos insonorizados se vean obligados a pasar absurdos controles para pagar impuestos, aunque todo esto este pasando a la vez, resulta que un ser humano sobrevive compartiendo su arte con los demás, y resulta que él es quien infringe la ley de Zonas Acústicamente Saturadas.

Todo es control, bajo excusa de recaudación de impuestos por parte de la administración, por eso aunque a veces comparta con mi voz los botellones del Cedro y entienda a veces ciertas normativas, pero nos han vendido que el control de la música ambulante es necesaria y que solicitando permisos al ayuntamiento se mejora la imagen de la ciudad y su calidad de vida, y me niego a creer que es una criba para que cada vez volvamos a la frase de Fraga "La calle es mía" de pasados grises y totalitarios, pero...
Y que sociedad tenemos que el camión de la basura es una molestia por el ruido, pero nos recoge la mierda que no echamos ni dentro de los contenedores, que ciudad es esta que vecinos que tienen una banda musical ensayando maravillas debajo de su casa y si se pasan 5 minutos de lo acordado llaman a la policía. Queremos una ciudad turística y cultural pero una artista en la calle nos molesta.

La gente quiere vivir en masa, pero no tolera la convivencia, quiere jolgorio pero solo cuando les conviene, quiere casas baratas pero con muros de 30cm, quiere una ciudad de la artes y de...(vale, vale, ya paro que me incendio sólo.)
Es muy triste lo poco que se cuida la cultura, sea en el formato que sea. Los famosos videos de músicos de cámara estrella tocando en el metro y siendo totalmente ignorados, o Bansky que se puso en la calle y no vende nada, definen muy bien lo que se nos pide. Igual que no hay tanto racismo como se dice sino pobrismo, pasa lo mismo con la cultura. Queremos pajaricos bonitos, pero en jaulas, en zoos y bioparcs, sino, son ratas del aire que se cagan en mi coche y me lo dejan echo unos zorros.
Pues nada, yo propongo que se instalen ya los tubos transportadores de Futurama y así no nos hará falta ir por la calle, llena de cacas de perro, de pobres, de señoras que nos molestan, de comerciales de cruz roja y de publicidad. Como en el video promocional de la ciudad de Hank Scorpio, Cypress Creek a donde Homer Simpson se va a trabajar. Igualico.

Así que como final, me refiero a la normativa, si hay zonas de la ciudad (si las hubiere) que tienen gran acústica y afluencia cultural tener un pasaje selecto no me parece mal. Lo que no puedes hacer es excusarte en este tipo de formalismos para recaudar y convertir algo que en ciudades de buen clima y ambiente social afamado como la música gratis sea delictivo. Y la música no es delito. Nunca.