Uno esta mirando las musarañas, pensando sobre que
escribir, y de repente salta la noticia. Canal 9 ha cerrado. Como no
sabia muy bien como hablar del tema, he traído un Cuenta cuentos que
nos relatará lo que ha pasado. Espero que no se traumaticen los
niños...
Hola niños! Hoy os voy a contar la historia del niño
al que le rompieron su juguete.
Erase una vez un niño que se aburría mucho en casa, porque sus
papas estaban todo el día trabajando y no tenían dinero para
llevarlo a extraescolares, ni familiares a quien dejárselo, así que
un dia el abuelo Estado le regaló una televisión para que se
entretuviera. Sus papas, como no sabían como funcionaba, preguntaron
a sus amigos (que vivían en otras comunidades) que poner en la
televisión y ellos les dieron su programación.El niño, feliz, devoró horas y horas de dibujos en valenciano y películas que luego comentaba con sus amiguitos en el recreo. Todo era bonito, merendando nocilla en el sofá, bebiendo choleck y flipando con las aventuras de Son Goku, Els Guardians de la Galaxia, Los Picapiedra, Gardfield,
El Show de Monleón, la Marimari, Asterix, Lucky Luke y muchos otros...
Además el niño veía el Babalá y podía salir en la
tele en el ExpoJove de la Feria de Muestras en navidad, los pueblos
donde iba papá a trabajar y el tiempo para saber si había que
llevarse el paraguas al cole.
Todo fue bien durante unos cuantos años, pero los
papas también querían ver la tele y presumir con sus amigos, así
que poco a poco fueron poniendo programas de magazine, de sucesos, de
famosos, de galas de música enlatada, la nit de erotisme, Maria
Abradelo y las fallas, la magdalena, las fiestas de San Joan, moros y
cristianos... y cada vez había menos tiempo para ver los dibujos y
menos dinero para comprarlos, así que el niño, que ya estaba
crecido, empezó a ver otros programas en otras cadenas porque eran
mejores.
De pronto la televisión que le regalaron, se convirtió
en un escenario de famosos que cobraban muchísimo dinero y que se
insultaban o hacían tonterías para que los padres se entretuvieran,
además los papas cada vez más querían presumir de amigos con los
de otras autonomías y gastaban más y más dinero en contar lo bien
que estaban y ocultar las cosas que no quedaban bien.
Fueron años donde los papas derrocharon mucho dinero (como toda
la gente guapa en la ciudad) y no invirtieron, y la tele se fue
quedando vieja, pero servia para que se pudiera decir que las fiestas
de aquí son las mejores, que los equipos de fútbol de aquí son los
mejores, que el turismo aquí es el mejor, que somos los mejores, y
los padres se lo creyeron. Hasta prohibieron que otros canales se
pudieran emitir aquí, para no hacerle sombra.
El niño, ya adulto, no se acordaba de la lengua que se
hablaba en casa, no sabia que cosas culturales poder ver en su
ciudad, y solo quería tener un BMW, hacer caballitos con la moto en
la Avenida del Cid cuando son fallas y hacerse una paella en el
chalet los domingos. Eso y sacarse el pase del Valencia, ir de fiesta
a Macro discotecas y de repente, se hizo mayor y se olvidó de la
tele. Disfrutaba como sus padres, de lo bien que se vive en Valencia
con dinero y empezó a odiar a los vecinos de otras comunidades para
afianzar la suya. La nostra. Los amigos de papa eran poderosos y
querían que la cadena solo contase cosas buenas de ellos, pero la
gente que hacia la televisión no estaba contenta, no había casi
trabajo y mucha gente que sabia hacer buena televisión no pudo
trabajar.
Los trabajadores se quejaron y los amigos influyentes
de papa le propusieron que pusiera más gente a trabajar amigos suyos
y a falleras amigas de mamá a presentar programas, luego después el
abuelo cerró el grifo del dinero y papá despidió poco a poco a los
antiguos trabajadores que estaban más tristes. Empezó a faltar el
dinero y tuvieron que recortar en las segunda cadena y en la radio,
todo barato, y al final tuvieron que despedir a mucha gente de golpe
y fueron a la justicia a quejarse. Los papas que siempre ganaban en
los juzgados se reían, y no hicieron caso de las protestas. Siempre
gana la gente guapa.
Pero esta vez, se debía mucho dinero, y todo pendía
de un hilo, hasta el trabajo de los padres, así que la justicia dijo
que esa televisión estaba haciendo las cosas mal y obligó a
compensar a los trabajadores y los papas rompieron la televisión del
hijo. Este, de pronto se dio cuenta que no la cuidó nunca y no la
había valorado lo suficiente, pensaba que siempre iba a estar ahí,
porque el abuelo se encargaría, pero los papas y el mismo habían
estropeado la tele desde hace muchos años y ya no tenía arreglo.
Pero como este es un cuento infantil, tiene que tener
un final feliz. Así que, muchos trabajadores de la tele, se
organizaron y pidieron las instalaciones para trabajar en una
televisión nueva, hecha por ellos en el idioma de casa, y muy
profesional, contaron muchas historias, hicieron muy buenos programas
y sin ayudas de los amigos de papa, que siempre pedían algo a
cambio. Pidieron emitir en todo el país, y cada vez tuvieron más y
más trabajo. Lo celebraron, hubo una fiesta con unicornios y arco iris y
un perro que se estira como un chicle. Fin.