Sí, queridos... Aquí me tenéis, en mi despacho
chapado de madera, al final de un largo día, al lado de mi fiel
chimenea, atusando leña de vez en cuando, mirando el fuego, que
invoca a Prometeo y pensando en que escribir. Hay un audio al final
de la entrada que encendió la llama.
Mientras saboreo este delicioso vino, miro los vetustos
DVD (y las más vetustas todavía cintas de VHS) donde grabábamos
series y películas que nos gustaban y las almacenábamos en
estanterías, colocados por temáticas para esa ocasión especial en
el que alguien viniera y dijera: ¡Oh, tienes un gusto
cinematográfico excelente, pardiez! y pudieras contar alguna que otra
anécdota sobre como la conseguiste, o como quitabas los anuncios
quitando el REC mientras jugabas a ser técnico de televisión.
Como han cambiado las cosas, ahora todo vuela en alas
de enlaces a servidores que duran menos que un donut glaseado delante
de Homer Simpson. Todo se ha comprimido en ceros y unos: imágenes,
música, videos, textos... y hay que evolucionar claro, siempre
puedes elegir cómo consumirlo, pero ya nunca será igual. Sobre todo
por un concepto que no es nuevo pero sí cambiante. El Spoiler. Esto
es cuando alguien te cuenta algo que no has visto de una película o
una serie. Vamos lo que antes era el concepto: "Nomecuenteselfinal"
pero antes, mucho antes (porque el menda ya tiene su edad) no
importaba tanto o no se expresaba de la misma manera. Ahora, cuando
te "spoilean" una serie, parece que el mundo gira en torno
a tu ritmo y que los demás te odian o no tienen derecho a
fastidiarte la sorpresa. La cultura del chico burbuja, que lleva a
muchas personas a incendiar las redes sociales cuando tú, como
consumidor, eres defraudado por un final abierto o inesperado. Y si
alguien te chincha, te esta "Troleando" que es algo así
como ser la mosca cojonera de toda la vida pero online. Y si cambian
las formas de definir estos actos es porque han cambiado no solo los
hábitos sino lo pueriles que podemos llegar a ser.
Me explico: La cultura americana de series y películas
tiene casi cien años de existencia, y antes como sólo existía un
medio para verlo, la gente se sincronizaba más o menos, y era más
respetuosa con los argumentos y los finales sorpresa. ¡Ah! y no
penséis que soy un nostálgico, pero es que parece que antes no
existía esta afición actual por las series. Siempre han habido
buenas series, y series generacionales. En España explotó cuando se
pasó del NODO, perdón, de la pública, a las autonómicas y
privadas. Fue entonces cuando J.R. y Laura Palmer alimentaban las
conversaciones de la mañana siguiente poniendo la semilla que hoy en
día estamos viviendo.
Ahora hay tantas series que nos tendríamos que dividir
por temáticas. Yo soy de Breaking Bad, yo de Juego de Tronos, yo de
Dexter, yo de Doctor Who, yo de Battlestar Galactica, yo de Mad Men,
yo de Divinity, digo, de Sexo en Nueva York, yo de Big Bang Theory,
yo de leerme el libro primero y jurar venganza hacia los guionistas y
así hasta el infinito, y luego los detractores del doblaje y lo que
no saben inglés...
¡Qué panorama! He de reconocer que soy un neófito y
sólo he seguido el fenómeno con cuatro series, y sólo en una he
seguido el fenómeno al ritmo americano, y apurando la copa, que ya
vale por hoy, reconozco que es emocionante y decepcionante.
Emocionante porque sientes por las redes que estas viviendo lo mismo
que millones de personas, y casi a contracorriente (porque la prensa
oficial piensa que haciendo artículos de opinión sobre el fenómeno,
lo puede manejar, y no amigo, lo único que consigues es que entren
en el artículo para ganar visitas). Y decepcionante, porque si el
mercado audiovisual ha evolucionado, el espectador se ha quedado en
el Planeta de los Simios, criticando los finales, criticando las
temporadas, criticando los subtítulos, criticando los guiones...
¡Señores: (y este mensaje sale en Los Simpsons) ni lo antiguo es
malo, ni las series son un formato innovador, ni pagas por la
cantidad de horas de placer que te dan, ni puedes juzgar una serie
porque el final te defraude (ya que el gozo esta en el camino), ni un
libro es lo mismo que un producto audiovisual, ni nadie es peor
porque no tenga los mismo gusto que tú. Se trata de buscar,
descubrir y disfrutar, que son dos días y nosotros ya vamos por la
cuarta temporada de nuestras vidas!
En fin, perdón por este final moralista, no me he
podido reprimir, y aunque se veía venir, por favor no le "spoileen"
el texto a sus compadres. ¡Salud! ¡Hic! Voy a ver si le hecho calda
a la estufa que se ha apagado el fuego...